jueves, 23 de agosto de 2012

La Casa de la Guitarra: el sueño hecho realidad de José Luis Postigo



Posando hoy con el Maestro José Luis Postigo en su museo de la guitarra del Barrio de Santa Cruz. Fotografía de Paco Sánchez.


FLAMENCO

La Casa de la Guitarra: el sueño hecho realidad de José Luis Postigo


Manuel Bohorquez
José Luis Postigo es uno de los grandes maestros de la guitarra flamenca, que no solo se ha dedicado a vivir de un instrumento que para el gran poeta Gerardo Diego era un pozo con viento, en vez de agua. Ama tanto a la sonanta que lleva cuarenta años coleccionándolas, contando con un centenar de ellas, de todas las épocas y los más prestigiosos constructores de todo el mundo. Cuando era un niño, como sus padres eran de condición humilde y no podían comprarle una guitarra, su hermano le construyó una con una caja de carne membrillo, un palo y unas cuerdas de hilo de cobre. Sin embargo, sus comienzos fueron de bailaor, dedicándose a ejercer el oficio en circos y veladas de barrio. Pero la atracción que sentía por la bajañí le llevó a la academia del Maestro Osuna, donde también se formaron Manolo Franco y Quique Paredes, entre otros guitarristas sevillanos. Lleva casi toda su vida abrazando a una guitarra, siendo un maestro en la difícil faceta de acompañamiento al cante. Hace cuatro décadas compró su primera pieza de autor y hoy tiene una de las mejores colecciones del mundo, un centenar de joyas construidas por guitarreros tan importantes como Torres, Ramírez, Pagés, Perfumo, Solares, Santos Hernández, Conde Hermanos o Reyes. Ahora ha decidido abrir un museo en Sevilla, La Casa de la Guitarra, en la calle Mesón del Moro, en el mismísimo Barrio de Santa Cruz, la calle donde vivió de niño el gran Silverio Franconetti y a escasos metros de donde nació Amparo Álvarez La Campanera, la célebre bolera sevillana que vino al mundo en una de las habitaciones del campanario de la Giralda. La inauguración tuvo lugar ayer a media mañana y allí nos dimos cita sus amigos, compañeros de profesión, gestores culturales, críticos y amantes de la guitarra. Postigo, el gran tímido, era ayer el hombre más feliz del mundo porque había hecho realidad un viejo sueño: crear un museo de la guitarra española en Sevilla, en su propia casa, donde los aficionados puedan ver lo que ha sido la historia del instrumento, desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Ponía hoy la carne de gallina tener cerca la guitarra del genial jerezano Javier Molina, con la que acompañó a Chacón y a Manuel Torre y a Mojama y a Tomás Pavón. Podría extenderme más y contaros detalles sobre cada una de las obras de arte expuestas, pero es mejor que vayan a ver el museo, que hablen con él y que sepan la historia de cada una de las guitarras, que ya están ahí para que puedan flipar. Ojalá tenga suerte el maestro y esta importante iniciativa cultural y empresarial cuente con los apoyos que merece.


Etiquetas:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio